Desde que comenzó el estado de alarma declarado por la pandemia del Covid19, han sido muchas las actividades culturales desarrolladas por y desde el Ayuntamiento de Segovia, la Concejalía de Cultura y nosotros, como Casa de la Lectura-Biblioteca Municipal de Segovia.
Entre las muchas iniciativas puestas en funcionamiento, queremos destacar desde la Casa, el Proyecto de Voluntariado "La Lectura llama a tu Casa", ya no sólo por la labor social que desenvuelve, sino por la repercusión que ha tenido. ¡Si no existiera, hubiéramos tenido que inventarlo!
Cristina Rodríguez Meléndez, coordinadora de la Casa de la Lectura tuvo una brillante idea al rescatar este proyecto-ideado desde la Biblioteca Pública de Valdepeñas (Ciudad Real)- para la ciudadanía de Segovia. Hemos sido muchos los implicados en darle "vida" al proyecto, sería difícil citarlos a todos, pero sí queremos hacer una mención especial a tod@s los Lectores-Voluntarios que con sus llamadas hacen realidad el acto de leer a personas mayores que están solas, confinadas en sus casas, o aquellas que viven en residencias de la tercera edad y que más están sufriendo el azote de esta terrible pandemia.
Os dejamos el testimonio y experiencia de Ástor Ayllón Lázaro, voluntario-lector del Proyecto.
El confinamiento para mí no supuso, inicialmente un
gran cambio respecto de la situación que vivía originalmente. Aclaro que no fue
gran cambio porque ya trabajo, desde hace bastante tiempo, remotamente desde mi
casa y, al tener un perrete que me acompaña en la vida, tampoco me encontraba
en la situación de restricción absoluta que se encuentran otras muchas personas
a mi alrededor, pudiendo salir unos breves minutos a disfrutar del aire fresco.
No obstante, mi propia situación familiar me hacía muy evidente estas
restricciones tan comprometedoras para otras muchas personas y, de alguna
manera, ardía en deseos de poder proporcionar, de la manera que fuese, un poco
de luz a algunas de las personas que, encerradas, no podían disfrutar de estos
privilegios que yo sí disponía.
Por eso, cuando leí la propuesta de La Casa de la
Lectura de Segovia, se me antojó una perfecta oportunidad de, de alguna manera,
traer paisajes e historias de otros mundos a quienes no tenían ocasión de
salir, así que me apunté entusiasmado.
Ha sido una de las mejores decisiones que he tomado
durante este confinamiento.
Al principio sentía algo de nervios por cómo sería la
situación: llamar a una persona desconocida para leer, con ella, algún texto o
historia que nos interesase, y reconozco que, en esos momentos previos a la
primera llamada, sentía el corazón palpitando como si se me fuese a salir del
pecho.
Todos esos nervios desaparecieron instantáneamente en
cuanto escuché la dulce voz de Concepción, al otro lado del teléfono,
preguntando: ¿Quién es?.
Esa tarde buscamos algunas de las leyendas de Segovia
que, junto a una buena batería de otros libros, la Casa de la Lectura de
Segovia ponía nuestra disposición para compartir con las oyentes, descubriendo
algunas interesantes anécdotas de la provincia que ninguna de las dos habíamos
escuchado antes y, tras terminar las lecturas, ya habíamos decidido el nuevo
libro que compartiríamos en futuras lecturas: "El Principito",
de Antoine de Saint-Exupéry.
©El Principito, de Antoine de Saint-Exupery |
©El Principito, de Antoine de Saint-Exupery |
Nos hemos devorado, ese libro, en estas pocas semanas
que hemos compartido. Todas las tardes, tras conversar un ratico sobre cómo
estábamos y qué tal había ido el principio del día, nos poníamos con
la lectura. A veces leíamos uno o dos breves capítulos, otras veces, con la paz
propia del disfrute de la lectura, seguíamos leyendo sin darnos cuenta hasta
habernos recorrido varios capítulos de la historia de "El
Principito". Y todas las tardes, tras comentar un poco acerca de qué nos
había parecido lo leído de la historia, quedábamos para el día
siguiente con el espíritu más fresco y el corazón más ligero. Con ganas de
escuchar a Concha, otra vez.
©El Principito, de Antoine de Saint-Exupery |
Porque si, desde casi el primer día, Concepción pasó a
ser Concha y nuestras llamadas, a ser esa vía de escape tan increíble que,
desde el principio, esperaba que fuesen.
"Yo, se dijo el principito, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente..." (XXIV)
Este miércoles, ambas con la voz ahogada por la
emoción, nos despedimos de "El Principito". Fue un momento de esos
para no olvidar, sentado en el jardín, leyendo los últimos párrafos de la
historia, con el cacareo de las gallinas de mi vecina Mari acompañándonos de
fondo.
Y habiendo terminado una historia tan bonita, volvimos
a confirmar que queríamos seguir llamándonos y que, como siguiente propuesta de
lectura, atacaríamos "El Quijote".
Y aquí estamos, esta tarde nos leeremos el
prólogo y acompañaremos Concha y yo, cual ávidas exploradoras, al famoso
hidalgo y su ocurrente escudero en las aventuras que Don Miguel de Cervantes
nos quiera narrar.
¡Gracias y abrazo mil por tan bonita iniciativa!
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